viernes, 19 de junio de 2015

Antecedentes

Según Elio Masferrér, los movimientos originarios de la India son muy grandes; colocan en un extremo a los Hare Krishna que enseña una práctica espiritual con acentos devocionales y con un modelo védico, basado en las antiguas Escrituras Sagradas que dicen ser tan antiguas como la creación misma de la tierra. La peculiaridad de estos movimientos, es que no son muy distintos a los de occidente, la diferencia lo hacen los devotos Hare Krishna viven su religiosidad día a día, convencidos de la existencia de Dios, de la reencarnación y el karma, lo que los lleva a vivir su religiosidad de manera diferente pero de forma inclusiva con las demás religiones, no discriminan religión alguna ya que Dios es uno solo. 

Por su parte, Jaume Valverdú señala que la mayoría de los nuevos conversos al movimiento Hare Krisna en España es de origen nacional u occidental. El paso decisivo que determina su incorporación se da a una edad media aproximada de 25 años, procedentes de una franja socio económica media o media-alta, y se caracteriza principalmente por su contenido emocional. En efecto, el “despertar” emocional del descubrimiento o encuentro aparece en casi todos los relatos de conversión. La experiencia interna intensa, sobre todo con el canto colectivo del maha-mantra Hare Krishna, es la que predomina en el primer contacto y va unida a la identificación de lo descubierto con un completo estado de energía, alegría y bienaventuranza.

Según Constanza Ávila, las bases de la filosofía Hare Krishna se encuentran en Los Vedas y, más específicamente, en el Bhagavad Gita, textos milenarios que revelan los secretos del alma humana. “Veda” quiere decir “conocimiento” o “revelado”, en el idioma sánscrito, el idioma más antiguo de la humanidad. Estos textos fueron hablados directamente por Dios, quien se presenta con el nombre de Krishna, y han existido desde antes que el tiempo mismo. El Bhagavad Gita, eje central de Los Vedas, enseña que el propósito del estudio de estos textos es alcanzar amor puro por Krishna, y que aquello constituye la perfección de la vida humana. Krishna significa el “Supremo Atractivo”. Se dice que entre los muchos nombres y formas que tiene Dios, Krishna es la forma en que los seres humanos podemos establecer una relación personal con Él a través del estudio de Su personalidad. Los humanos, explican Los Vedas, tenemos algunas características de Dios, pero de manera limitada y muchas veces distorsionada, por lo que al conocer la personalidad de Dios nos sentimos naturalmente atraídos. Krishna explicó el conocimiento védico a Brahma, un subordinado de Krishna quien fue el encargado de crear el mundo material. Brahma, a su vez, detalló al sabio Narada Muni lo que había escuchado. Así nace el parampara, que significa cadena de sucesión discipular, y que consiste en traspasar el conocimiento de maestro en maestro. El parampara es de suma importancia para el estudio védico, ya que esto asegura que el conocimiento es recibido de una fuente autorizada.

Para Jaime Vallverdú[1], este movimiento nace con el abandono de los valores culturales dominantes y de las creencias religiosas previas, para convertirse en adherentes de nuevas formas de espiritualidad, las cuales se presentan con un carácter diferencial a los modelos religiosos convencionales en lo que respecta a la oferta espiritual y al estilo de vida. La insatisfacción en un tipo de sociedad hace que muchos jóvenes opten por los misticismos orientales. En este sentido, la contracultura tiene un papel fundamental en la gestación del movimiento Hare Krishna

Por otro lado, el atractivo inicial de aquella novedad o alternativa a la qué aferrarse en momentos críticos se desvanece pronto, pero el gran “descubrimiento”  pone punto y final a la “búsqueda” y a la ansiedad generada por el hecho de “no encontrar”. Se trata, pues, de un descubrimiento directamente relacionado con la situación de crisis, con los sentimientos y significados que proporciona para contrarrestarla, de manera que estimula una determinación real del sujeto más allá de la simple curiosidad o simpatía.



En esa línea, “cuando conocemos a Krisna y el movimiento, podemos reconocer realmente que eso era lo que en realidad buscábamos, que eso es lo que nos hacía falta, que estábamos perdidos y que, por primera vez durante mucho tiempo, entendemos las cosas. La vida cobra sentido, cobra lógica, empieza a tener transparencia y empieza a tomar coherencia. Uno empieza a desarrollar una visión detallada y global de todo lo que ocurre a su alrededor. Porque cuando uno está en la calle, lo primero que uno comprende es que evidentemente no vale para nada. Así de sencillo. Para estar ahí tienes que cantar Hare Krisna, tomar refugio” (Dhruvanatha).







[1] Jaume Vallverdú se doctoró en Antropología Social  y Cultural  en la Universitat  Rovira y Virgili (España). Actualmente es profesor lector en la misma universidad y profesor consultor de Estudios de Humanidades y Filología de la Universitat Oberta de Catalunya. Sus intereses se han centrado en el estudio de movimientos religiosos y sociales contemporáneos realizando su investigación doctoral  sobre el  movimiento Hare Krisna en España.

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